¿Cuándo te comparan? ¿Cuándo comparas? ¿Cuándo comparamos a los demás? ¿Cómo te sientes? ¿Cómo nos sentimos?
En un mundo de etiquetas y baremos, de exitosos y fracasados, de felices y desgraciados, hacen cruel cualquier comparación, porque cada uno es cada uno, cada uno quiere una vida para él y el obligar a otro a que viva como tú quieres que viva, es MATARLO EN VIDA.
Muchos presumen de sus hijos
médicos, otros de sus casas y otros de la belleza o simpatía de su marido o
esposa. Hay quien presume de coche, de cenas en restaurantes VIPS o de ropas de
las más prestigiosas firmas…
Presumir porque eres o tienes más
que los demás, que disfrute para tantos y tantos de nuestros “semejantes”. Hay
quien presume de tener a sus padres en las mejores lápidas, llevarles las
mejores flores, acordarse más de ellos… Hay quien presume de….
Presumir de querer más, de ser más solidarios, más caritativos, religiosos o filántropos.
Me decía mi abuelo Pepe: “Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”. Hay tanta fachada, apariencia e imagen que cuando te comparan o te comparas te dan ganas de decirles la verdad… ¿Y TU DE QUÉ VAS?
Pero te callas y te vas, a este
lo aguanto solo una vez, y no más.
Fantasmas que tienen tanto, pero
que deben aún más; parejas en el escaparate, que se odian cuando nadie los mira;
gente mala, que para los suyos se fingen buenos, aunque en el día a día no paran
de disparar, herir y matar. O “Santos” que estafan, engañan y abusan de débil.
Me jode que se compare tal como
se suele comparar, y que no se valore a quien tiene valores, humanidad o da la
vida por los demás.
A Sócrates lo envenenaron, a Cristo lo crucificaron, a Lorca lo fusilaron, a Mandela lo encarcelaron, a Juana de Arco la quemaron.
Multitudes agasajan, dan palmas y
quisieran ser como Berlusconi, Bolsonaro o Trump.
Aunque yo no quisiera, COMPARO,
tal como hacia Fernán Gómez: “Hay hombres buenos que hacen el bien y otros
malos que hacen el mal”… Sabía clasificación del humano. Me quedo con los
buenos, los que ayudan y no se comparan con los demás.
Son seres únicos, diferentes, son como son, de ellos me he de acordar.
Me acuerdo de tantos hombres y
mujeres incomparables, ellos han hecho de mi vida algo especial. Os seguiré
buscando y encontrando si quiero seguir vivo, ser incomparables es nuestro
destino.