A todos les gusta el decirnos
TIENES QUE… En casa, en el trabajo, los amigos lo insinúan, incluso los
gobernantes nos dicen lo que tenemos que hacer o como debemos vivir.
Y como me jode a mí que me digan
lo que tengo que hacer cuando mi lema es VIVIR Y DEJAR VIVIR.
No hay cosa que más me joda, y
más a mi edad, el que me digan lo que tengo que hacer. Mi vida no es perfecta,
pero es mi vida y es lo que más amo.
Incluso hay quien se cree Don
Perfecto o una especie de Dios que quieren que haga todo lo que él dice, que
todos vivan como él quiere, que todos lo adoren y cortejen.
Suele pasar en la vida “que
consejos vendo pero que para mí no tengo”. Siento que la perfección o el
perfecto son sospechosos… ¿Conocéis a alguien perfecto?... Creo que no hay nada ni nadie perfecto en este mundo, y las imperfecciones son tan atractivas como
esas perfecciones absolutas, que casi todos suelen poner en el altar.
Me acuerdo cuando llegó a casa mi
gran amigo Angelito, echándose ese cigarrillo “feliz” después de aparcar la moto
y coger la cerveza… Nacho, un andaluz la mar de salao, como le
molestaba el tabaco mucho, le intento persuadir a nuestro guitarrista de lo malo
que es fumar…
-Angel, no fumes tanto, te estás
jodiendo la salud.
-No pasa nada, algún defecto
tendría que tener.
Y siguió disfrutando de su
cigarrillo y cerveza, pues era viernes, y que nadie le diga nada, era
completamente LIBRE, el finde es para hacer lo que le da la gana a uno.
Algo parecido pasó en un pub de
Londres, pues Horacio, un amigo argentino me vino a visitar, y cuando llegamos
a la barra vimos a Sarah que se bebió una copa de vino de un trago.
Me alegró ver a Sarah después de
mucho tiempo y le di un abrazo, como si fuera el último que nos fuéramos a dar
en nuestra vida.
-Cuanto tiempo, te presento a
Horacio.
Antes de saludarlo se bebió la
segunda copa de vino de otro trago. Horacio al ver que Sarah bebía de aquella
manera, intentó darle un buen consejo, pues el pibe suele decir al pan pan y al
vino, y no le parecía que aquello fuera saludable.
-Sarah, que una mujer no puede
beber tanto y tan rápido, te va a sentar mal.
La música de Bristol afincada en
Londres pidió otras tres copas y brindó con nosotros…
-¡Cheerssss! EL ALCOHOL ES EL
LUBRICANTE DEL ALMA.
Después de un trabajo duro, y una
negociación aún más dura con la productora, por fin publicaba su disco. Estaba
agotada, pero estaba tan feliz que había que celebrarlo.
Había que descargar toda la
tensión, arte e ilusión en aquellas copas de vino, con aquellos amigos, acompañados de aquella música que nos hacía bailar.
A pesar de que no guste el que
nos digan lo que tenemos que hacer, que necesarios esos CONSEJOS de esos
maestros o personas que nos quieren, como los que nos solía dar Juanito después de
cada ensayo: “No se puede hacer con la vida de los demás, lo que a uno le
apetezca hacer con la propia”.