A veces para identificar a alguien decimos este es el que tiene el coche tal, el que trabaja en, es hijo o
mujer de…
Estando en ese grupo de amigos
que nos solemos quedar a tomar algo después de los partidos de fútbol. Acacio,
me comenta:
-Tú que eres el que lees te
quería preguntar…
Quería que le recomendará libros
para su hija. Pero me extrañó que en un grupo tan grande se me catalogase como
el que lee. Eso es lo que me hace distinto en un equipo de fútbol, en un grupo
de hombres.
También otro amigo, “El Rocker”,
ya hace tiempo me pidió que le hiciera una poesía a una chica que había
conocido… ¡Qué horterada me salió! Pero si es verdad, ahora son una pareja
feliz con dos hijos muy salados.
Ahora “El Rocker” ya no tiene
tupé, se ha quedado calvo. Y ya no calza esas botas con tacones, siempre que lo
veo va con zapatos. Y ha cambiado también esos vaqueros ajustados con los que
presumía de paquete por un elegante pantalón de paño.
Al igual que suelen leer más las
mujeres que los hombres, los veteranos leemos más que los noveles.
Hoy es todo más rápido, las
imágenes triunfan sobre las palabras, los titulares sobre el contenido. Escuche
a Carlos Boyero anunciar el fin de cine en salas, la gran pantalla acabará
sucumbiendo con tantas plataformas, postureos o deformaciones del arte…
Incluso participando en recitales
de poesía ves a los más jóvenes leer sus versos desde los móviles, perdiendo para
mí todo su encanto o magia la lírica…
Encontré interesante un texto de
un periódico y se lo di a mi madre para que lo leyera:
-¿Lo lees todo?
Todos sólo leemos titulares,
portadas impactantes, nombre propios o excentricidades. La reflexión, el pensar
por uno mismo, el empatizar, el espíritu crítico, la diferencia, la magia de la
literatura… Pocos volverán a saborear este manjar.
Quizás tú seas de esas personas
cautivadas por el hechizo de la palabra. ¡Choca! ¡Vuélvela a chocar!
Seguimos con ese “es el que”,
pues estando en mi puesto de trabajo, se acerca un chaval que acaba de entrar.
-Me han dicho que tú eres el que
ayudas…
En ese preciso momento me di
cuenta que en aquel nido de buitres que integran el mundo financiero en el que
cuando te descuidas te sacan los ojos, yo era la excepción en cuanto a
compañerismo, trabajo en equipo o enseñar… Así me fue y así me quedé…
Yo que he idealizado todos mis
grupos con aquello de TODO POR TODOS, hacer de la diferencia la fuerza o
intentar unir donde hay división. En estos tiempos modernos soy un utópico que
ha dejado de creer en utopías.
Al menos sigo vivo, lo puedo
contar y lo que venga, VENDRÁ…Seguiremos caminando...