Acabo de leer un estudio de Harvard que dice: “A wandering mind is an unhappy mind”…”Una mente divagante es una mente infeliz”.
Los que hemos estudiado en la
universidad de “Harvarcete” (Albacete) tenemos otro concepto de felicidad.
Reconozco que me encantan un sinfín de cosas, tengo muchos intereses, soy un hambriento de conocimiento y mi curiosidad no tiene límites.
Y no hay nadie más divagante que
yo cuando escribo. Empiezo por una cosa y termino por otra. Como me decía aquel
fraile con chapela, el padre Bernardino: “Mezclas la velocidad con el tocino”.
Y es verdad, busco la sorpresa y no la encuentro, pero sin querer la sorpresa siempre viene a mí.
Hace un momento una chiquilla en
el parque sale a mí encuentro y me dice:
-¿Nos puedes grabar?
-Claro. Esperar que voy a enfocar
bien… Listo…
Y me quede con la boca abierta
mientras grababa.
-Papa, no me lo atrevía a decírtelo en persona, por eso te mando este video.
-Te presento a mi novia Patricia.
Y ante mi asombro, se dan un pico…
Me quede con la boca abierta.
-Ella os quiere decir algo.
Y se dan un abrazo cariñosísimo.
-Quiero mucho a tu hija, espero
conocerte pronto.
Y las dos le tiran un beso al
papa…
-Ya puedes cortar.
Miradlo bien, a ver qué tal ha
salido por si lo tengo que volver a repetir.
Sin darme cuenta había otros
cuatro escondidos grabándome como grababa.
-¡Qué bueno! ¡Buenísimo!
-¿Te importa que lo publiquemos en Tik-Toc?
Ni soy actor, ni se el careto con el cual saldría en aquella escena surrealista. Pero que artistas nuestros jóvenes, y más cuando hacía tiempo que no me sorprendía nada ni nadie.