¡Qué complicada la supervivencia para tanta y tanta gente en nuestro planeta!
Uno, a pesar de que ninguna vida
sea fácil, se siente agraciado de vivir en un país como España donde entre comillas se
pueda hablar de sociedad del bienestar, aunque también haya excluidos.
Eso sí, siempre de puertas adentro se abusan de tantos por su vulnerabilidad: proxenetas de prostitutas, legales de ilegales. Los que tienen el poder con respeto a lo que no pueden hacer otra cosa, pues ES LO QUE HAY o por ese miedo de caer al vacío para siempre…
No es fácil sobrevivir a una
guerra, alistado en el frente, seas ruso o ucraniano. O siendo mujer en
Afganistán y te querian convertir en nadie. O vivir en Gaza siendo
presa de la barbarie.
Maldeciríamos nacer en aquellos
lugares de África y ser preso del hambre, de la violencia o la sinrazón…
El sino es diferente dependiendo
del tiempo o lugar en el cual hemos nacido, hemos vivido…
Trabajadores de fábrica en
aquella revolución industrial en Manchester donde la vida era trabajar,
contaminarse y morir entre humos y máquinas… Ser judío en la Alemania nazi…
Ser un aborigen sedentario en una Australia anglosajona caníbal… Ser esclavo en el nuevo mundo por parte de los “civilizados” en esa América española e inglesa que sometían a poblaciones indígenas.
Sobrevivir para el débil, pobre,
vulnerable, distinto, no es fácil. Nunca lo ha sido y nunca lo será.
Esa vulnerabilidad, pobreza y
discriminación se trata de invisibilizar, pero existe, y benditos los que dan
fe o luchan contra ellas.
Nadie lo quiere ver, la mayoría apartan la vista, se tapan los
ojos, pero es real y existe.
¿Qué podemos hacer? Ojalá lo supiera…
Lo que nunca haré es callar,
cerrar los ojos y no abusar nunca de quien vea más débil, sino tratar de
apoyarlo… En un mundo donde el más fuerte no tiene clemencia.
¿Sobrevivir es vivir? Unos viven,
otros sobreviven y otros mueren… El destino ha dictado sentencia.