CON GORILAS EN LA NIEBLA

Estoy escribiendo este texto en la terraza de un bar junto a una jarra de cerveza observando a palomas y personas… Quiero hablar de la grandeza de ser Don Nadie y de poder llevar una vida “tranquila” y “normal”.

Hay dos personajes públicos de nuestro país que no nacieron en una cuna de oro y que han sido hombres de la calle, bares y tabernas, donde amigos y entornos los adoraban por la pasión, entusiasmo y don de gentes con los que han nacido.

Uno es gallego y ha llegado a ser el hombre más rico del mundo. Tomas, uno de los distribuidores de textil más populares de Madrid me hablaba de él, su viejo amigo:

-Hablé el otro día con Amancio, siempre va con cuatro gorilas y el trayecto que lo pueden hacer en 10 minutos, lo cambian tantas veces de ruta que a veces llegan a tardar hasta 2 horas. No lo pueden llamar al móvil, lo suele cambiar, suponiendo que lo llames una vez, luego desaparece.

-¿Y cómo es que lo ves?

-Cuando quiere él. Sabes, no lo veo feliz, la última vez que hablé con él me dijo: ”con lo feliz que era yo cuando cenábamos y tomábamos algo sin que nadie nos conociera.”

Hoy todos conocen a Amancio, ya no es el hombre dicharachero y chabacano que alternaba con todo el mundo, hoy es el décimo hombre más rico del mundo y quiere volver a ser el primero. Cenaría y bebería antes con el Zuckerberg o Bezzos que con nuestro amigo Tomas, aunque estos canten peor flamenco y no los pueda acompañar a las palmas.

Un amigo de “El coletas” me hablaba de esos cebollones o porretes escuchando a Kortatu, de revoluciones en la universidad o Vallekas; de tertulias literarias o interpretaciones de la historia, de programas de radio acompañados de conversaciones que duraban hasta altas horas de la noche.

Disculpad, una avispa se está ahogando en la cerveza, y la tengo que salvar. La he tirado al suelo, está borracha y no puede volar…

El caso es que Pablo fue una especie de Jesucristo para mucho españoles, un salvador. Se hizo popular, se casó y tuvo hijos, y como a otros padres, le cambió la vida, pues ya no era sólo él….

A él le podían tocar los huevos, pero no a su familia. Se compró un castillo con murallas y se rodeó de una guardia pretoriana que le hizo perder el contacto de la gente de a pie…

Es tanta su influencia y poder que donde va tiene que ir escoltado por la benemérita que ahora se han convertido en sus mejores amigos.

Sin quererlo vive en un castillo como un noble más, con mucho poder y súbditos que le prestan pleitesía. Quizás él querría vivir de manera distinta, pero es aquí donde lo llevó la vida. Todos saldríamos antes con “El coletas” a tomar unas cervezas que con Macron, Trump o Merkel, este hombre tiene más chispa y salero.

De los dos, Amancio y Pablo, me han hablado de ellos como machos alfas, debido al gran éxito y carisma que tienen con las mujeres, el emérito estaría muy orgulloso de ellos. Estos tres sementales junto a Julio Iglesias y toreros valientes como Ponce quizás sean los hombres más atractivos para la mujer española, auténticos machos ibéricos.

La avispa volaba, calló a la jarra de cerveza y aunque la pude salvar ahora saca sus alas, pero se nota que aún no puede volar ¿Las tiene mojadas? ¿Se le ha olvidado?...

Pablo y Amancio cayeron en sus palacios, viviendo a capricho junto a princesas, caballeros y bufones. Al menos que piensen en lo que fue de su mundo, en los que fueron sus amigos.

Creo que a la avispa con tan cerveza se le olvidó volar, y al final la terminarán pisando.