Estaba muy atareado cuando Fermín, el jefe, pasa por mi puesto y me dice efusivamente.
-Qué reloj más bonito tienes…
No le hago caso, estaba en lo mío…
-Como ganamos el Atleti, somos
los mejores…
En el ordenador veo que me ha
entrado un correo suyo…
-¿Has visto mi correo?
-No, espera y lo abro…
Lo abro, y veo un listado de
tareas adicionales a las que ya tenía…
-Vas de coña, si no puedo con lo
que tengo.
-NO TIENES QUE HACER NADA, TU TRANQUILO.
Me convenció de que no había que
hacer nada como tantas otras veces, y me quedé tranquilo.
-¡Ah! Mañana es día de Reyes. Si
quieres un buen dinerillo vente y haces todas las transferencias a Andorra,
Luxemburgo, Suiza, Islas Vírgenes…
Como todos los trabajadores somos
tontos, vivimos y morimos por dinero, somos responsables y siempre queremos
cumplir con nuestra obligación accedí a ese trabajo, y como buen rey mago deseaba inundar de dinero a los lugares más recónditos de nuestro planeta.
Era el 5 de Enero y el panadero
de Sanlúcar se me apareció en sueños una vez más… Es una escena de la mili que
me ha acompañado el resto de mis días.
Había un teniente en aquellos
tiempos, hoy lo mismo será almirante. Muy chulo, que disfrutaba mucho de su
autoridad y poder: el sí era la única respuesta, siempre cuadrados y a sus
órdenes, despreciando y menospreciando a soldaditos marineros.
-Si mi teniente.
-Más alto que no te he oído…
-Sí, mi teniente.
-Cuádrate y saluda como es
debido.
-Sí, mí teniente.
Cuando se iba, nos dábamos la
vuelta los soldaditos marineros y le hacíamos un corte de manga acompañado de
un ¡Qué te jodan!
Algún día catetos a babor hacíamos trabajos para oficiales, y amueblamos la casa del teniente Pintus y que maja su mujer, que buen trato y como cocinaba… Tan agradecida que incluso nos dio una buena propina…
Pero su marido, era diferente.
Llegaron materiales de telecomunicaciones de última tecnología enviados por la
NASA, con facturas de millones de dólares, y eso que estábamos en tiempos de la
peseta ¿Qué tendrían estas placas?
Fuimos el panadero de Sanlúcar y
yo para transportarlas al mejor de nuestros barcos…
El teniente Pintus, soberbio como
siempre..
-Panadero, ten cuidado con ese
material, VALE MÁS QUE TÚ.
Una vez que el oficial se retiró
feliz por aquel envío de nuestros amigos los americanos, el panadero con rabia
estampó esa placa contra el suelo haciéndola añicos.
-¿Has visto Cuenca? YA NO VALE
MÁS QUE YO.
Me quedo con ese orgullo del
soldado, del trabajador, de esos hombres y mujeres de a pie. De esas
hormiguitas que pueden cambiar el mundo…
Galeano: “Mucha gente pequeña, en
lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.
El caso que llegó el 6 de Enero, y al abrir el ordenador, ya tenía el correo de Fermín de todo lo que tenía que hacer…
Cada hora me llamaba y le iba
confirmando que todo iba bien. El día concluyó sin novedad en el frente.
El 7 de Enero me quedé en casa…
Y cuando Fermín llegó a su
despacho se encontró con un sobre que ponía: REGALO DE REYES.
Lo abrió y ponía.
-ESTATE TRANQUILO, NO HE HECHO
NADA, NOS VEMOS EN LA PUTA CALLE.
A mí me encanta la puta calle, y
volví a ser feliz en mi hábitat natural. Volvía a mi sitio y con mi gente.
No sé como pero él consiguió
permanecer en su despacho, seguro que TRANQUILO Y SIN HACER NADA… lo hicieron,
lo hacen y lo harán otros por él…
Los que no hacen nada cargan todo sobre el trabajador.
ResponderEliminarBuen relato, ojalá se pudiera hacer más a menudo. Quizás empezarían a "hacer algo".
Hay liderazgos de todo tipo. Los que no hacen nada y cargan todo sobre los que tiene al lado, auténticos vendedores de humo, trileros o embaucadores. Los que abusan del poder o autoridad. O los que predican con el ejemplo y sirven como referentes.
EliminarHasta que cada uno no estampe su placa contra el suelo, no será feliz.
ResponderEliminarEsta claro que por mucho poder o autoridad que se tenga sobre una persona no es bueno menospreciar, despreciar o tomar por tonto a nadie...
EliminarMuy buen relato Grego.
ResponderEliminarQue peligro cuando alguien llega y nos dice "pues tu que no tienes que hacer nada podrías..."... Algunos tienen un morro, ni que nuestro tiempo no valiera nada... Estamos en un mundo de delegar o echar balones fuera...
EliminarKarelia Vázquez: "En la era del culto a la productividad y la optimización hay algo peor que no hacer nada, y es hacerlo sin un propósito económico, terapéutico o productivo".
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