PRIORIDADES - 4ª MI SITIO

¿Cuál es vuestro sitio? ¿Cuál lo consideráis como tal?

He vivido, he sentido, he tenido tantos buenos momentos en tantos y tantos lugares que los llevo en mi corazón, en esos lugares he sido y soy feliz. En ese sitio quiero que me entierren para ser eterno.

También hay sitios en los que no encajo, deseados por las masas… Sitios lujosos, con gente aparente.

A estas alturas sé cuál es mi sitio, cual es mi gente.

SE ME HA APARECIDO EN SUEÑOS

Hay amigos que no están, que son eternos. Seguimos hablando con ellos, les preguntamos y seguimos compartiendo momentos como si siguieran estando con nosotros.

Incluso hay noches en las que se nos aparecen en sueños

Un día me encontré a Pipo muerto con un golpe en la cabeza, lo habían noqueado, él se arrastró hacía al aposento donde lo solía encontrar y descansó para siempre, compañero del alma compañero.

Lo cogí con una pala y lo dejé debajo de un árbol, donde descansaría para siempre.

Esa noche soñé con él, y que lo enterraba junto aquel rosal que junto a él planté, pues en un momento de estrés, su compañía y la del rosal hicieron de mí un hombre nuevo.

Mi padre es mi padre, y no sé por qué adivinó mi sueño.

-¿Has enterrado a Pipo?

-Lo debería haber enterrado, lo dejé debajo del árbol, soñé enterrarlo, pero lo he dejado donde lo dejé.

En pocos días su cuerpo estará descompuesto, pero su espíritu estará en el rosal al que contempló cuando lo plantaba. Disfruté de la sensación de eternidad cuando vivía y hoy ya es eterno.

Me identifico mucho con mi amigo solitario, gentil, respetuoso, curioso y que da esa paz y tranquilidad cuando más la necesitas, compañero del alma, compañero.

En la pandemia se quedó encerrado a pesar de ser un gato callejero. A mi padre le decíamos que no saliera para darle de comer, pero un día salió sin que lo supiéramos.

Pipo seguía vivo, para sobrevivir se hizo pájaro, rompió con sus afiladas uñas un saco de trigo y se hizo vegetariano, no le quedaba más remedio.

Volví al pueblo y como había tanta maleza y tan alta, tuve que coger el azadón, no había más remedio, y Pipo me acompañaba cuando cavaba, escuchando la radio mientras olíamos el perfume de las amapolas…


Nadando entre flores y hojas…

Pipo no sabía leer, pero cuando cara al sol sin la camiseta puesta me ponía a leer, se tumbaba como yo y disfrutábamos de la lectura como Dioses del Olimpo.

-Pipo, te he traído la comida… ¿Por qué antes de comer prefieres venirte conmigo?

Salía a correr y me acompañaba los primero metros, y cuando regresaba respiraba junto a mí en los estiramientos…

Tres generaciones: Pipa la madre, Pipo el hijo y Pipita la nieta.

Eran parte de la familia, en tiempos de pandemia, donde no nos podíamos relacionar con personas, fueron la compañía de mi padre, recuperándose de un fatal derrame cerebral.

Junto a los gatos consiguió recuperarse, cuanto le quieren, cuanto les quiero…

Pipo siempre trataba de proteger a su madre y sobrina como nadie hubiera hecho, hasta que lo golpearon gatos más grandes, más violentos.

Hace dos semanas estábamos dando a luz un rosal, somos creadores, sentíamos, plantamos, dimos paz a un mundo oscuro y muerto donde mandan los violentos.

La vida es esfuerzo y he disfrutado de ti Pipo, compañero del alma, compañero.

Como gato no te quise enterrar, y como humano te enterré en sueños…

¡Qué más da!

Eres esa luz, esa compañía, me seguirás dando paz y tranquilidad, compañero del alma, compañero.

Moriste, cuando yo volví a vivir, cuantas casualidades que no son casualidades en la vida, son lecciones que hoy comprendo.

Veo a tu madre y sobrina, y cuando las veo te veo a ti…

Veo el rosal, y recuerdo cuando lo planté ¡Divino momento!

Ahora derramo lágrimas al escribir.

De tus siete vidas nos has regalado alguna. Siempre estarás conmigo, compañero del alma, compañero.

NO SON TIEMPOS PARA LA LÍRICA

Estoy en una terraza y oigo a unos chavales decir en referencia a Trump, comentario que puede ser extensible a muchos mandatarios: “El obje...