Van Gogh: “El arte es para consolar a los que están quebrantados por la vida”.
Si viviera Vincent se quedaría
alucinado como ha cambiado el arte en la era digital y más lo que cambiará con la
inteligencia artificial.
Lo que sí es verdad es que
artistas, creadores y puristas del arte ya quedan pocos. El arte es más
negocio, marketing o copiar lo que a otros les ha ido bien.
Hay pintores que con una gran imaginación, con desbordantes conocimientos técnicos y viviendo en momentos de plenitud han pasado del carboncillo, oleo o acuarela a la Tablet… ¿Es lo mismo? ¿Mejor o peor? ¿Sigue siendo arte?
He ido a ensayos de amigos que
han tenido grupos de música… Se ha gritado, se ha bebido, se ha fumado al son
de baterías, bajos y guitarras entonando esas canciones que siguen corriendo
por nuestras venas mujer…
Hoy uno en su casa con su
ordenador, convertido en pequeño estudio, los músicos pueden unir ese sentimiento musical en la distancia y depurar todas esas
imperfecciones en la computadora.
O si no, hombres orquestas que
tocan el instrumento que quieran a través de su ordenador, unen partes,
melodías, sonidos… ¡Y que bien que suena!
Un músico en solitario lo puede ser todo con
una máquina cuántica: una filarmónica, una coral, una banda de Heavy metal o un
grupo de folk.
Estoy en Atocha y está lleno de "artistas". Agentes viales que no dejan aparcar a los autobuses, los conductores del bus que no saben dónde estacionar para que se suban los de la boda, que van como pinceles. Algunas con esos tacones tal altos que alucino cuando las veo andar, eso si es arte. O los veteranos que han quedado antes y van tan borrachos que se me caen encima, o las que serán las reinas de la noche que ya intentan mandar a eso chicos jóvenes que trataran de ligarlas. Se dice que de una boda salen otras.
Me voy a por otra cerveza y el
camarero me avisa que como me mueva me quedare sin mesa, pero que él me la
guardará.
-No hace falta, soy working class…
Le comento de lo ridículo que me
parecen las bodas, en las que no quisiera estar ni en pintura…
-Ya somos dos…
Entrando al trapo, un grupo de
estudiantes que están jugando a las cartas nos oyen, y gritan…
-Y yo, y yo…
¡Ay como cambiarán! Estos jóvenes
que beben y gritan tanto, como antes lo hacía yo. Creo que me he hecho viejo de repente, con arrugas en la frente.
Camarero y jóvenes son ese cuadro
que inspiran mi obra de arte.
Mientras escribo esto, los de la boda salen en rebaño hacia donde han aparcado el autobús. Parecen maniquís de escaparate.
Soy escritor, poeta, y las redes
sociales me tienen engañado, pues ya no escribo para mí, escribo para ti, para
que me des un “like”, por lo que tengo que tener cuidado con lo que pongo si
quiero ser aceptado, popular y no ser bloqueado.
En definitiva tenemos: pintores
que pintan con tablets, músicos con supercomputadoras, escritores que escriben
lo que les gusta a los demás… ¡Estamos de coña!
Escribiendo y escribiendo, voy a
perder el autobús hacia el pueblo, y me tengo que beber la jarra de cerveza que todavia sigue casi llena, y
dejaros de momento…
Viene un rebaño de jóvenes, y me
piden sillas vacías…
-Cogedlas y unir mí mesa a la
vuestra, me voy.
El poeta se bebe media jarra de
un trago, agarra su mochila y sale corriendo en pos de su autobús.
Me siento junto a un usuario de
Youtube, que con su auricular disfruta del arte en este trayecto hacia ese pueblo de La Mancha que siempre llevaré conmigo.
Soy poeta quijotesco, estoy
seguro de que moriré cuando vuelva a estar cuerdo.
El arte nos abre a perspectivas diferentes, nos cambia, influye en lo que hacemos y hagamos, nos llena y nos
quita peso…
El papel y boli me liberan del infierno, se quién soy gracias a ellos.
Mi compañero de viaje suspira,
cierra los ojos, sigue escuchando su móvil, no está loco.
El poeta si, recostado sobre su
mochila que le sirve como mesa para apoyar su libreta escribe y escribe, se
transporta a su mundo.
Mi compañero vuelve a abrir los
ojos, mira sus mensajes de WastsApp y se pone a enviar mensajes para
comunicarse con los suyos y llama a una amiga… No está loco.
Yo cierro los ojos e imagino, de repente me quedo en blanco. Creo que ya he terminado, termino.