Muchos de vosotros, muchos de mis amigos, me reconocen que están en las redes simplemente por cotilleo.
Al igual que otra amiga me
avisaba acerca de mis publicaciones: “Ten cuidado, dejas huellas para el resto
de tu vida, y todo puede ser utilizado en contra tuya”…
Comprendo y empatizo con la gente cautelosa, discreta y con los cotillas.
Hay quien no pone nada aquí, pues
no se quiere dejar esa huella, pero me leen y disfrutan de las publicaciones y
hablamos y reflexionamos acerca de ellas en persona… O al contrario, salen
escritos, reflexiones o poesías de esas quedadas:
-Dices demasiado de ti, no sabía
que eras así.
Soy así o pienso así en ese
momento, a veces cambio instantes después, a veces no.
Amo y amaré la pureza del momento
pese a las imperfecciones, meteduras de pata o exageraciones.
El arte debe buscar ese momento
en el cual estamos en los extremos, pues todo es más visible y puro.
Se puede ser cotilla en pos de compartir, saber, aprender, conocer o acercarse o alejarse al o del otro.
También ese cotilla puede ser
nocivo, fuente de burlas e insultos o repleto de malas intenciones. Eso no lo
quiero.
Pero la vieja del visillo la
tenemos en cualquier entorno de trabajo, pueblo, barrio o grupo de amigos.
También hay gente que está todo el día con el móvil para enterarse de todo, y muchas veces el teléfono escacharrado chirría…
En las teles hay programas de
cotilleo sobre la vida de famosos, o aquellos donde se busca pareja y se cuenta
todo a esa audiencia incondicional hacia este tipo de personajes.
Y es verdad aquello de que lo que
triunfa en la prensa, en las redes o en la vida es el morbo.
El morbo del dinero, del poder,
de las apariencias, de la ostentación, de la belleza… Morbo por el riesgo, por
la violencia, por lo raro, por el insulto…
Oí a una persona muy popular de
que lo que más notoriedad le daba era que lo insultarán. Se puede sacar mucho
partido de los insultos.
Yo no soy de vivir la vida de los demás, demasiado tengo con la mía.
Pero si me gusta aprender,
compartir, discernir, conocer nueva gente, lugares, libros, experiencias o
imágenes que nos enamoran.
Soy un cotilla de la poesía, de lo diferente, de lo humano, de los libros, del arte… Coleccionista de paisajes, de compañeros del alma, de momentos, de inspiraciones o inspiradores, de aventuras, de penas, de alegrías…
Amo la pureza, la honestidad, lo
real sobre lo artificial, amo las cosas sencillas.
Sé que hay cosas que nunca os
podré contar… ¿Os enteraréis de ellas algún día?
Pero soy escritor, y como tal
somos cotillas que contamos cosas o fomentamos el cotilleo, para eso hemos
quedado.
Sócrates: “Habla para que yo pueda conocerte”.
Háblame de ti, yo ya he hablado mucho de mí,
y aún no me conozco.
Byung-Chul Han, No-Cosas: "Producimos incesantemente información para que a otros les guste. Los ruiseñores de hoy no tuitean para ahuyentar a los demás. Más bien tuitean para atraer a otros".
ResponderEliminar