Hoy y cada vez más los trabajos
son de accesibilidad más difícil a personas que nacimos en el otro mundo. Pero
todo va tan rápido que lo nuevo enseguida será viejo y será reemplazado. Se
compra, se tira aunque también se recicla.
Hablando de reciclaje, esa era mi
intención al estudiar la educación para personas con necesidades educativas
especiales. Después de manejar números y números, tenía la necesidad de
emborracharme de humanidad.
Por una lado estábamos las
veteranas (soy minoría al ser el único hombre del grupo), que después de criar
a los hijos, cuidar de los padres u otros menesteres intentábamos volver o encauzar otro proyecto
de vida o profesional para el que nos sentíamos motivadas.
Y por otro, jóvenes que querían
sumar puntos para una oposición, futuras maestras y con acojonante dominio digital…
Tuvimos la mejor profesora del
mundo y nos intentó mezclar, veteranas y noveles. Después de un primer intento,
se quejaron las más jóvenes… “Nos ralentizan, visiones distintas, motivaciones
diferentes, prefiero a personas frikis como yo”. El caso que para mantener la
armonía de la clase nos dividimos por edades. Estudiábamos LA INCLUSIÓN y nos
excluimos, la vida nos suele deparar dicha paradoja.
Para mí fue como un experimento
cuyo resultado se puede observar en cualquier, familia, empresa y sociedad en
cualquier parte del planeta. LAS NOVELES: Control digital la leche,
copiar-pegar perfecto, Wikimemoria, cuando salían a exponer actuación digna de oscar.. Pero yo que no soy muy amante de la perfección me parecían en cierto modo robots…cuando veo en la tele mujeres y hombres del
tiempo, reporteras gesticulando y sonriendo, me acuerdo de ellas…
Pero con las veteranas disfruté tanto. La cuenta cuentos Manuela que maravilla, que pedagogía, que imaginación, que
dulzura. Nadie mejor que Luz haciendo manualidades, que manos, concluí el curso
por ella, hice las prácticas a su lado y los chavales la adoran. Julia, lo que
diga es poco: corazón, pasión, siempre involucrada. Ella hizo sentirme Hermes,
un elefante diferente en una selva que adoraba. Claudia, imaginación,
creatividad y que alegría que transmite, siempre con esa iniciativa, se
inventaba juegos y nos hacía gozar como niños. Cuando organizaron las cuatro un
teatrillo de títeres que bien que lo pasamos, siempre las recordaré, siempre la
vida te da razones para seguir disfrutando y hay tantas cosas que te puede llegar a sorprender…
LA VIDA TE SORPRESAS, SORPRESAS TE DA LA VIDA…
Podría seguir presentando a todas las que
fuimos, que bien lo pasábamos en esos
cafés con charlas tan interesantes, en esas clases tan
participativas con esos comentarios y experiencias personales que terminaban por ser grandes lecciones para la vida. Pero la intención del escrito
es otra.
Nunca tendré su paciencia, su vocación,
esa boca virtuosa a la hora de hablar. Pero aprendí que era la INCLUSIÓN, TODOS EN EL
MISMO BARCO, somos diferentes, lo bonito es mezclarnos, tú y yo, él y ellas…
Me sorprendió que quien se quiere
dedicar a incluir, integrar o mezclar acabe seleccionando a los mejores, a los
amigos, a los afines, a quien no retrase, a quien no rechiste…
Me he dedicado toda la vida a
esto, pero aprendí tanto, la profe nos enseñó tanto, que ha hecho que comprenda
muchas cosas que antes no comprendía o situaciones que antes no sabía afrontar.
En otros trabajos, en la vida, he sabido defender y proteger mejor a la gente “diferente”, pues virtudes las tenemos todos y hay que potenciarlas y en ensalzarlas cuando otros los critiquen…
En otros trabajos, en la vida, he sabido defender y proteger mejor a la gente “diferente”, pues virtudes las tenemos todos y hay que potenciarlas y en ensalzarlas cuando otros los critiquen…
Organizamos un partido de fútbol,
y como no había gente suficiente y eran vacaciones, muchos dijeron de traerse a
sus hijos. Al final se fue apuntando más gente y uno de los que trabaja de
maestro sentenció: “jugamos nosotros, los mayores, los niños no”.
No tengo hijos, pero sé que no
hay mayor placer para un padre que disfrutar, jugar o compartir momentos en
cualquier actividad junto a sus hijos. Padres e hijos, siempre uña y carne, es
algo que hay que potenciar.
Lorena, Sara y David son niños
disfrutando con Raúl, Jorge y Alberto, sus padres… Los demás somos como una
gran familia y todos tenemos cabida: abuelos, niños y padres; veteranos y
noveles; rubias, pelirrojas y morenas; gordos y flacos, blancos y negros… ¿Para
qué excluir si todos estamos en el mismo barco? ¿Para qué dividir cuando todos
tenemos que convivir?
