¿Alguna vez has pedido ayuda? ¿O te han pedido ayuda a ti? ¿Alguna vez te han ayudado? ¿O has ayudado?
Yo creo que por muy
autosuficientes o independientes que seamos, todos necesitamos ayuda. Y todos
podemos ayudar, pues a nuestro lado, siempre habrá quien nos necesite.
Tenía un amigo, Dani, que estaba aguantando un mobbing ya durante mucho tiempo. Su esposa lo llevo con una amiga psicóloga. Era tanto el estrés y ansiedad, que Bárbara, la psicóloga se temía lo peor.
Se hicieron terapias y
simulaciones para prevenir un fatal desenlace. Qué triste, pero que real: “Si
se te nubla la vista, desenfoca, mira a otro lado y vete a tu casa… Esto no es
aguantar hasta el último día, sino puedes más vete a tu casa, di que te has
sentido mal y respira hondo…”
Un buen día a Dani se le nubló la
vista no pudiendo ver nada de lo que salía en la pantalla, cogió las de
Villadiego y se fue. Quizás hoy esté vivo disfrutando de su esposa, hijos y de
la vida gracias a la psicóloga que se anticipó a algo que sabía que iba a
pasar. No tiene trabajo, pero está vivo, recuperó la vida y vive un nuevo
comienzo.
Siempre hay que ayudar a quien merezca la pena, a muchos de lo que ayudes se podrán reír de ti y bailarían sobre tu tumba, te podrán menospreciar o cuando los necesitaras volver la cabeza o callar como bellacos.
Al final te das cuenta quien te
ayuda y quien te tendrá a su lado cuando te necesite.
Un apoyo o unas palabras cuando
estás en momentos bajos, cuanto se agradecen. Hará que resurjas, hará que
vuelvas a confiar en ti y en los demás.
Me acuerdo cuando fui a Malta en
un curso de inglés, idioma que empecé a estudiar tardísimo, siendo este mi
primer contacto e inolvidable experiencia. Cuando llegué, al ver que no
entendía ni chapa los coordinadores me presentaron a otros españoles, pero el
destino me hizo viajar a Suecia.
Parecía Alfredo Landa entre tanto sueco y sueca... Siempre con el Would you like?... Siendo realista con mi nivel de inglés para ese periodo había preparado mis cintas de Ismael Serrano, libros para leer e ideas para escribir, en esos preciosos acantilados, acompañado del ruido de las olas.
Pero fue otra cosa, me llevé el
colorante de España y hechice a las suecas con mis paellas, ofreciendo vino y
melón como un buen Sancho, terminando tan borrachos que poníamos colofón a la
noche bailando pasodobles con la música de Ismael Serrano. ¡Qué cuadro más
Quijotesco Dios mío! ¡FIESTA! ¡FIESTA!
En una de esas mañanas de resaca,
apareció Kamila gritando: Help! Help! Help! y le dí el gel del baño. Ella se
quedó perpleja, y yo pensando para mí: “gilipollas que no quiere gel, que te
pide ayuda”. Y me acordé de la canción Help, ayúdame.
Pensaba que la habían robado su
móvil, la ayude a buscarlo, lo encontró y cada vez que contábamos la anécdota no
parábamos de reírnos. Yo me reía de mí y ellos encantados, encontraron en malta
a un “Homo Mediterraneus” que inglés no sabía pero que era la mar de simpático.
La dicha está donde se encuentra y rara vez donde se busca, y dichoso fui en Malta con aquella acogida sueca. Me ayudaron a convertir aquellos días en una me mis mejores experiencias, quizás porque fue mi primer viaje.
Ahora pienso en quien me habéis
ayudado de verdad, os debo todo amigos de verdad, amigos para siempre… Pueden
dar muchas vueltas la vida, que el día en que me necesitéis tenedme presente. ¿Para
cuánto tiempo? ¿Quizás para siempre?