Observamos este mundo y ves a
gente y lugares que te atraen.
También como observador te ríes y
ridiculizas situaciones y personajes que nada tienen que ver contigo…
Ahora mismo estoy en una terraza acompañado de mi cerveza escribiendo, cuando arranca una Harley, la cual me deja sordo y con un tubo de escape que desprende una gran humareda sobre mi cara… ¡Joder!
Le miro al de la mesa de al lado,
y no podía ser de otro modo, argentino tenía que ser…
-Narcicismo, puro narcisismo.
Es verdad que si no nos revientan
los oídos y no nos tragamos ese humo tan negro, ni nos hubiéramos dado cuenta
de los de la Harley.
Con 42º grados que marca el
termómetro en la parada de autobús, 33º en el móvil de porteño. Y esa pareja
tan anchotes, bien acoplados a sus trajes y casco… ¡Dios mío! ¡Qué calor tiene
que hacer pegados a ese asfalto para esos ángeles del infierno! Pero como me suele decir mi madre: sarna con gusto no pica.
Me siento bien como observador, escribiendo en aquel viernes. Cuando un par de amigas. al lado de mi mesa, despotrican sobre su jefa mientras la camarera me quita la jarra, y le digo…
-Gracias.
-A ti.
Observo a aquella chica de pelo
suelto, ya me había dado cuenta que mientras escribía me había estado
observando a mí, pues es raro ver a un hombre observar y escribir… y no hay mejor psicóloga
que una camarera.
De las de al lado una se quita
los zapatos y estira las piernas sobre otra silla y lanza el dardo a esa mala
jefa que tanto la acosa:
-Va de maltratada y le está
poniendo los cuernos a su marido.
Se toma un trago, pues con ese
cabreo, hace realidad aquello de que el alcohol es el lubricante del alma.
-Es que después de lo que me ha
pasado con ella. Utiliza todas las artimañas que siempre los hombres utilizan
contra las mujeres siendo mujer.
Había leído a Ana Peleteiro decir
que en España no hay racismo, hay clasismo…
Podría decir haciendo un paralelismo con esta afirmación de que más que machismo, hay clasismo. El que manda manda y el que traga traga, el fuerte abusa del débil.
A esto que llega a otra mesa un
latino al cual esperaban un grupo de amigos.
-Ya no vienes a jugar al villar.
-Ya no.
-Eso es que te ha agarrado la
mujer, te tiene pillado por los huevos.
Y nuestro amigo contó de la
dificultad de tantas y tantas mujeres para tener hijos, y todos los intentos de
la pareja por tenerlos.
La familia, la mujer, los hijos,
lo primero, es la prioridad.
Este observador escritor
comprende a todo el mundo, y él es un incomprendido, yo lo comprendo.
Ni quiere Harleys, ni aguantar a nadie, es un alma libre que se ha bebido ya la segunda jarra.
La camarera se la lleva…
-¿Otra más?
Decidí cambiar de lugar, de gente…
Caminar, observar y escribir otras historias haciendo placenteros aquellos
momentos.
Mi superyó no había dejado de
escribir sobre mí, y abrirme al mundo era una necesidad, para volver a
encontrar mi lugar necesito el reflejo de los otros. Eso me hace saber lo que
quiero y lo que no, a quien sí y a quién no.
Al final somos reflejo de quien nos contempla. Contemplando me quiero reflejar, y ese reflejo queda impregnado en mis letras.
Dan Brown: "A veces, basta con cambiar de perspectiva para ver la verdad del otro".
ResponderEliminarPaul Klee: "El arte no reproduce lo que es visible sino que convierte en visible lo que no siempre es visible"
ResponderEliminarRogelio Ascham: "La experiencia nos sirve para, dando un gran rodeo, hallar un atajo".
ResponderEliminarFrances Hodgson Burnett: "Si observas en la dirección correcta, puedes ver que el mundo entero es un jardín".
ResponderEliminarMartin Parr: "La gente está tan obsesionada con los selfies que se olvida de lo que tienen delante".
ResponderEliminarRabindranath Tagore: "Hacer preguntas es prueba de que se piensa".
ResponderEliminarRabindranath Tagore: "No se puede atravesar el mar simplemente mirando el agua".
ResponderEliminarPlatón: "Puedes descubrir más sobre una persona en una hora de juego que en un año de conversación".
ResponderEliminarGustavo Adolfo Bécquer: "Volverán las oscuras golondrinas
ResponderEliminaren tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
¡Esas… no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
¡Esas… no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…; desengáñate,
¡Así… no te querrán!".