NO TE LO DIGO DE COÑA

Estábamos comiendo, cuando llega Juli, una leyenda sindicalista, y vemos como viene diciendo a Jorge: “No te lo digo de coña”… ¿El qué?

Todos preocupados le pedimos a Juli que nos cuente: ¿A cuántos van a despedir?

-NO OS LO DIGO DE COÑA, han venido los chinos y necesitan cuatro almacenes como este, dadme curriculum de vuestros amigos que necesitamos 200 personas mínimo.

-Carmelo quiere volver ¿Se lo digo?

-Ni de coña, aunque sean buenos, aquí no queremos a cualquiera.

Estos avisos o cosas a las que no damos crédito, disparatadas para lo bueno o lo malo, traumáticas o esperanzadoras… No os lo digo de coña.

-Nos ha tocado la lotería.

-Remedios tiene cáncer.

-Ha fallecido Jaimito, era tan joven.

--Has aprobado una oposición, ya puedes tener un proyecto de vida.

-Me voy a Australia/¿A dónde?

-Se ha ido, me ha dejado y ni me ha dicho nada. Aprovechó que no estaba y se fue, sin darme una explicación.

-Es gay, ha salido del armario.

No os lo digo de coña, simplemente os aviso, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida…

ME GUSTA EL MUEVE MUEVE

Hablando con Rufino el otro día me comentaba que no tenían nada de trabajo en el almacén. Por lo que el supervisor ante el miedo que despidieran personal, les pedía movimiento: “barrer, llevar cosas de un lado a otro, coger el “toro”, pero no os toquéis los huevos y haced que trabajáis. Que no os vea Don Jesús parados, recordad que hay cámaras en todos los rincones y os están viendo”.

Los hombres y mujeres de la posguerra nacieron, vivieron y morirán pensando en el trabajo y la familia. No sé si “Paquito” y la educación de aquella época tendrán algo que ver.

Y más en la gente de campo. En el pueblo todos recuerdan a uno de los más currantes que era de los que más madrugaba y solía llegar al bar y gritar: “Movimiento, más movimiento”. Que grande Emiliete. Y bien era verdad que la gente de campo trabajaba, se moría y se dejaba la vida entre surco y surco.

Hay personas hiperactivas que no paran de moverse, de hacer cosas, ir a un sitio, a otro sitio, no pueden parar.

Los admiro mucho. Si tuviera una empresa los contrataría, me gustaría tener esa energía y a veces esa habilidad de trabajar tan rápido y eficaz. Pero a veces no puedo con ellos, prefiero a esas personas que transmiten tranquilidad y sosiego.

En muchas entrevistas de trabajo ponen en el perfil: “PROACTIVO”…  En una de ellas respondí que si era proactivo y me contrataron. Fui “PROMARRONES”, no paraba de llegarme mierda.

Movimiento, hiperactividad, proactivo…¡STOP!

Parados,

en silencio,

callados.

¡Dios mío!

¡Qué descanso!

LA MODA DE QUEJARSE

Siendo español entre extranjeros, me comentan que tenemos el hábito de quejarnos de todo y por todo… ¿Moda? ¿Costumbre?...Quien no llora no mama, la rueda que más rechina es la que recibe la grasa ¿Suele salir bien quejarnos?

Quizá ese dime lo que presumes y te diré de lo que careces, se transforma en un dime de lo que te quejas y te diré lo que quieres...

Nos quejamos porque el otro tiene y nosotros no… ¿Por qué?

Nos quejamos porque el otro se equivoca… ¿Y nosotros?

Nos quejamos por cómo se comportan… ¿Y yo?

Nos quejamos por lo bien que viven… ¿Te puedes quejar TÚ?

Nos quejamos por su morro, escaqueo y chulería… Si se lo permiten o lo permites.

¿POR QUIÉN TE CAMBIARÍAS? Yo no lo haría por nadie y creo que nadie por mí.

Me quejo de muchas cosas y no actúo, quizás el que las cosas no cambien es por mí.

Me quejo de muchas cosas y lucho porque no sean así, que ostia que me meto contra esos gigantes con cara de molinos… Me quejo de los golpes recibidos y de los que habré de recibir.

Me quejo de muchas cosas a las que me habitúo y no puedo cambiar. Mejor es casi NI PENSAR…

Me quejo de muchas personas que no me dejan vivir, cuanto más lejos estén, más feliz…

Quejarnos no sirve de nada. Hay que obviar, adaptarnos o luchar para cambiar.

Quejarnos y quedarnos quietos no sirve de nada.